En mi infancia tenía la tendencia de cuidar todo que me rodeaba, fuese del reino animal, vegetal, humano o inanimado. Abrazaba árboles, hablaba a las flores y a las plantas, tocaba y sentía a las piedras, de manera orgánica, sin tener conocimiento alguno ni ninguna persona referente en mi entorno. Mi intuición me hacía sentir que formaba parte de algo más grande y que no estaba sola energéticamente hablando.
Más adelante, llevada por mi fascinación acerca de la mente humana: de cómo sentimos, de cómo nos relacionamos, de cómo gestionamos nuestras emociones, de cómo pensamos,.. somos todos tan diferentes y a la vez tan iguales… dirigí mis estudios a la Psicología.
Ahí se abrieron unas puertas por las que entré afortunadamente sin opción a retorno: el transformador mundo del autoconocimiento. Entenderme mejor a mi misma y ayudar a los demás en su propio camino de autodescubrimiento, fue un preciado regalo de la vida.
Unos años después, y gracias al Coaching, tuve la oportunidad de aprender herramientas de vida de gran utilidad, desde entonces me acompañan en mi día a día. Conceptos como “¿Dónde estoy y dónde quiero estar?” me facilitan la toma de decisiones con claridad en casi todas las áreas de mi vida.
Hasta aquí, podría decirse que los conocimientos conscientes y “racionales” saciaban mi sed de curiosidad. Pero.. ¿Y a dónde pertenecían todas aquellas sensaciones inciertas y sutiles, intuiciones, “karma” que vislumbraba, preguntas abstractas sin respuesta científica, incoherencia de la educación recibida respecto a la realidad que vivía, causalidades (no casualidades), supuestos “obstáculos” del camino que acaban siendo bendiciones,.. ?.. y más.
El Budismo me dió respuesta a eso y mucho más, acercó a mi ser con la grandeza de la humanidad y la Creación, me enseñó a ver la vida y a mí misma desde otra perspectiva más empática y bondadosa, aprendí a no juzgar (o al menos, a empezar a practicar el no hacerlo). Puse la intención en sentir, pensar y hacer en coherencia, volviendo naturalmente a mi eje y con más seguridad.
Si a esa nueva realidad le añadimos que poco después conecté con la energía universal a través del Reiki y con la fuerza de la vibración a través del poder del Gong; el resultado fue sentir la conexión del todo con el todo, encontrar el sentido a aquellas percepciones que tenía siendo una niña, ahora como certezas. Más aún cuando empecé a instruirme en Chamanismo, una filosofía de vida tan milenaria, como auténtica y natural, que respeta a las 5 elementos (agua, fuego, aire, tierra y espacio) y trabaja en equipo con ellos: es hermoso !!!
Todos los conocimientos que he adquirido a lo largo de los años y todas las vivencias experimentadas conmigo misma o siendo testigo de otros, me han dado la posibilidad de comprobar que una terapeuta acompaña, y hace uso de procedimientos apropiados para dar luz al acompañante, pero es la propia persona la que con su responsabilidad, interés, flexibilidad, persistencia y amor es 100% capaz de encontrar la solución a sus inquietudes vitales.
Descubrí que la sanación y la enfermedad se generan en el mismo lugar y aprendí algunas llaves maestras para mi beneficio y el tuyo. Nada me gustaría más que compartirlo contigo para que te acerques, como yo, a la alegría de vivir y a la calma interior.
En mis sesiones, como terapeuta, siento una plenitud absoluta cuando veo cómo evolucionan las personas, el brillo en su mirada cuando entienden algo de sí mismos fruto de su propia observación. Para mi, es revelador formar parte de este camino. Estoy al servicio para apoyaros tanto en modo presencial como a distancia.
Si te palpita, podemos pasear juntos/as y vibrar más alto, para atraer todo lo maravilloso que nos ofrece esta vida.
¡ Gracias a todas/os los que confiáis en mí !
Luz & Amor