Terapia Biodinámica
Empecé como terapeuta hace más de 25 años y, poco a poco, he ido formándome en distintas técnicas para ayudar al cuerpo a sanarse.
Estuve varios años haciendo masaje, pero siempre me parecía que faltaba algo, como que no conseguía llegar al origen del problema.
Por fin, me decidí a seguir estudiando, quería aprender cómo ir más a fondo. Entré en la Escuela Profesional Ali Bey 25, donde recibí una buena formación, tanto en anatomía como en terapias alternativas. Hice reflexología podal, facial, drenaje linfático, kinesiología…
Pasado un tiempo, me entró la curiosidad por las energías. Había leído libros que hablaban de sanar con energía, como si se pudiera conectar con la energía del paciente. Y ahí, me volví loca, me metí en internet y curso que veía de energías, curso que hacía. Pasé dos años intentando conectar con la energía del paciente, aunque no tuve demasiado éxito.
Pero la vida te trae lo que necesitas, cuando no lo buscas.
Mi primer contacto con la biodinámica
Un sábado, en una cena de amigos, una persona me habló de que su hijo iba a formación de biodinámica y que estaba muy contento. El lunes, apenas dos días después, conseguía el teléfono del centro donde se impartía la formación y les llamaba. Me explicaron que ese fin de semana, precisamente, habían realizado el primer módulo y que debía esperar al año siguiente para poder empezar. ¡Qué remedio!
Pasado un año, ya ni me acordaba de esa formación, me llamaron, me explicaron y me inscribí. Y ahí viene lo bueno. Yo creía que iba a una formación de osteopatía para niños, porque el chico que me dio el teléfono del centro me explicó que a los niños les iba muy bien. Pero mi sorpresa vino cuando el profesor empezó a hablar de energía, de célula, iones, fotones, neutrinos, etc. Pensé “¿dónde me he metido?”.
Y lo que ya me dejó sin aire fueron las prácticas, cuando explicó que se puede mejorar una escoliosis, quitar una contractura sin tocarla. En fin, que me vi como si formara parte de un grupo de “chalados”.
Todo ello despertó mi curiosidad y me dije que, si eso era verdad, yo quería experimentarlo. Así que a practicar y a practicar. Y tras mucha, mucha práctica, empezaron a llegar los resultados. Si en ese momento me dicen lo que llegaría a sentir, no me lo hubiera creído.
¡ME ENAMORÉ DE LA BIODINÁMICA!
Tenía razón el profesor y, yo incluso diría que se quedó corto. Lo que llevo vivido en los últimos once años, no lo cambio por nada.
¡Me encanta la biodinámica!