La consciencia es un tema profundo que va más allá de las fronteras de la  ciencia, la filosofía y la espiritualidad. Desde que hay registro escrito de la  humanidad, esta cuestión ha fascinado a pensadores de todas las  disciplinas, desde filósofos clásicos hasta neurocientíficos modernos.  Aunque definirla en términos precisos sigue siendo un desafío, por muchos  motivos, su importancia radica en que es la base de nuestra existencia:  aquello que nos permite experimentar el mundo, percibirnos como  individuos y responder a nuestro entorno. Sin ella no sabríamos que  existimos.  

“No hay nada que  conozcamos más directamente, pero al mismo tiempo es el fenómeno  más misterioso del Universo”

David Chalmers

¿Qué es la consciencia?  

La consciencia es el estado que permite experimentar la realidad y tener  un sentido del “yo”. Más allá de ser un mero conjunto de procesos  cognitivos, es lo que da significado y coherencia a nuestras vivencias. Sin  consciencia, no seríamos, no existiríamos. Es intangible e inmaterial, sin  embargo, es la esencia de nuestro ser.  

David Chalmers, filósofo y científico cognitivo dijo: “No hay nada que  conozcamos más directamente (…) pero al mismo tiempo es el fenómeno  más misterioso del Universo” Chalmers es particularmente conocido por sus  contribuciones fundamentales al estudio de la consciencia. Acuñó el  término “el problema difícil de la consciencia” en 1995 para distinguir entre  los problemas “fáciles” de la consciencia (como explicar la atención o el  comportamiento) y el problema “difícil”. El problema difícil se refiere a  explicar cómo y por qué tenemos experiencias cualitativas subjetivas.  

Noam Chomsky, por su parte, describió la consciencia como “el fantasma  que habita el cuerpo”, una referencia a su naturaleza intangible, que  aunque es, resulta difícil de definir y explicar.  

La consciencia es, en esencia, el núcleo de nuestro ser, el puente entre  nuestra percepción interna y el mundo exterior.  

Consciencia y ciencia: un paradigma materialista  

La ciencia moderna, particularmente desde un enfoque materialista,  tiende a ver la consciencia como un subproducto de la actividad neuronal.  Según esta perspectiva, las experiencias subjetivas son el resultado de  procesos químicos y eléctricos en el cerebro. Aunque este modelo ha  permitido avances significativos en neurociencia, sigue dejando preguntas 

sin respuesta, especialmente respecto a la experiencia subjetiva y el  propósito de la existencia humana.  

Este enfoque es criticado por ser reduccionista y mecanicista, pues trata de  explicar fenómenos complejos de forma demasiado simplificada, dejando  fuera dimensiones como la espiritualidad y el sentido profundo de la  existencia humana.  

Afortunadamente, algunos científicos y filósofos han comenzado a explorar  teorías que amplían los límites del paradigma tradicional, dando lugar a  propuestas innovadoras. Concretamente, existen más de 255 teorías sobre  lo que es la consciencia: siendo algunas de ellas neurobiológica,  electromagnética, relacional, cuántica, pansíquica, dualista, idealista y un  largo etc. Dentro de las teorías existentes, hay una que empieza a cobrar  peso, y que podría explicar muchos fenómenos anómalos como las  percepciones extrasensoriales, los estados alterados de consciencia, las  experiencias cercanas a la muerte, la intuición o la psicoquinesis.  

La Consciencia no local: más allá del cerebro  

La teoría de la consciencia no local, una de las muchas propuestas,  plantea que la consciencia no está limitada al cerebro ni al cuerpo físico,  sino que es un fenómeno universal que trasciende las barreras del tiempo y  del espacio. En este modelo, el cerebro no es la fuente de la consciencia,  sino un receptor o filtro que la traduce en experiencias individuales.  

Los principios fundamentales de la consciencia no local se podrían resumir  de la siguiente manera:  

  • Consciencia extendida: según esta teoría, la consciencia es un campo  fundamental, una realidad inherente al universo, como lo son el espacio, el  tiempo y la energía, que no depende exclusivamente de procesos  neuronales. En lugar de ser creada por el cerebro, este actúa como un  intermediario que permite su manifestación en el plano físico.  
  • Interconexión universal: la teoría sugiere que todos los seres y elementos  del universo están conectados a través de un campo compartido de  consciencia (campo cuántico, campo de información). Esto implicaría que  nuestras mentes podrían comunicarse e influirse mutuamente incluso a  grandes distancias, algo en línea con la visión espiritual de unidad y  conexión cósmica, pero también con el entrelazamiento cuántico.  

Algunos de los científicos que respaldan la teoría de la consciencia siendo  fundamental, y no únicamente producto del cerebro, son: 

  • Stuart Hameroff (anestesiólogo) y Sir Roger Penrose (matemático, físico y  Premio Nobel): han propuesto que la consciencia emerge a nivel  cuántico, en microtúbulos dentro de las neuronas.  
  • Rupert Sheldrake (biólogo): conocido por su teoría de los “campos  mórficos”, que sugiere la existencia de patrones de información  compartidos entre todos los seres vivos.  
  • Bernard Carr (matemático y cosmólogo) afirma que la consciencia  podría ser un fenómeno multidimensional, relacionado con otros niveles  de realidad.  

Esta perspectiva, aunque controvertida, ofrece una visión integradora que  conecta la ciencia con preguntas fundamentales sobre el propósito y la  naturaleza de la existencia.  

“Somos mucho más que materia: somos seres conscientes en un universo interconectado.”

Consciencia y espiritualidad  

En la espiritualidad, la consciencia se entiende como la esencia de la  existencia, la consciencia fundamental que subyace e imbuye toda la  realidad. Aunque las interpretaciones varían entre las diferentes tradiciones  espirituales, existen puntos comunes:  

  • Consciencia universal: se percibe como un campo universal de  percepción o presencia que trasciende las mentes individuales. Se  considera la fuente de toda creación y a menudo se asocia con términos  como Dios, lo Divino, Brahman (en el hinduismo) o el Tao (en el taoísmo).  Todo en la existencia está interconectado dentro de esta consciencia  universal.  
  • El verdadero “yo”: en muchas tradiciones espirituales, la consciencia se  considera la verdadera esencia de un individuo, más allá del cuerpo  físico y la mente.  
  • El observador: la consciencia se describe a menudo como el “testigo” u  “observador” de todas las experiencias. Es la parte nosotros que percibe pensamientos, emociones y sensaciones, sin identificarse con ellos.  – 
  • Trascendencia del ego: muchos caminos espirituales se centran en  trascender el ego, la sensación de ser un “yo” separado, para  experimentar la interconexión de todas las cosas. La consciencia, en este  sentido, es ilimitada y no está restringida por la identidad individual, el  espacio ni el tiempo. 
  • Estado de iluminación: los estados más elevados de consciencia se  traducen en experiencias profundas de unidad, amor y claridad.  Términos como “iluminación”, “nirvana” o “moksha” describen la  realización de la verdadera naturaleza de la consciencia y la liberación  del sufrimiento.  
  • Más allá de la realidad física: la consciencia existiría más allá de la  muerte física. Conceptos como la reencarnación, el alma o el cuerpo  astral reflejan la creencia espiritual en la continuidad de la consciencia  más allá del plano material.  

Aunando ciencia y espiritualidad: las dos caras de la misma moneda  

Aunque tradicionalmente se han visto como opuestos, la ciencia y la  espiritualidad están convergiendo en su búsqueda por comprender la consciencia. Ciertas teorías científicas están llegando a conclusiones  similares a las que vienen formulando ciertas escuelas y corrientes  espirituales. La integración de ambas perspectivas nos permite abordar la  consciencia desde un punto de vista más holístico, aceptando que es  tanto un fenómeno físico como espiritual, y que su comprensión completa  requiere ir más allá de las fronteras disciplinares.  

La consciencia como nuestro mayor misterio y guía

La consciencia no solo es el núcleo de nuestra identidad, sino también una  puerta hacia la conexión universal y la transformación personal.  Comprenderla desde diferentes perspectivas, científicas y espirituales, nos  permite abrazar su complejidad y reconocer su papel fundamental en  nuestra vida.  

En un mundo que busca respuestas tanto en la ciencia como en la  espiritualidad, la consciencia emerge como un puente que une ambos  campos, recordándonos que somos mucho más que materia: somos seres  conscientes en un universo interconectado. 


Verushka Bjerre

Life coach neurociencia

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